HEMORROIDES



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HEMORROIDES
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Hemorroides.

Introducción.

Enfermedad venosa de los miembros inferiores.

La noción de enfermedad venosa de los miembros inferiores expresa el conjunto de perturbaciones hemodinámicas a nivel sanguíneo que aparece cuando se produce un mal funcionamiento del sistema venoso. Esta patología, predominantemente femenina (2 / 3 mujeres frente a 1 / 3 hombres) es muy frecuente, ya que alcanza aproximadamente al 40 % de la población de los países desarrollados.

Frecuentemente se manifiesta con la aparición de un discreto edema en los miembros inferiores, acompañado de una sensación de pesadez de piernas. También puede aparecer por un éstasis venoso crónico superficial que puede ir de la simple varicosidad (arborescencia de minúsculas venas intradérmicas rojas y azules) a la variz compleja.

Las complicaciones de la enfermedad venosa pueden ser de tipo:

• Circulatorio: trombosis varicosa o periplexia,

• Trófico: angiodérmica y úlcera varicosa.

1. Las venas.

Las venas son estructuras tubulares que asegura el retorno de la sangre al corazón. Como todos los vasos conductores, están protegidas por células del endotelio, pero se diferencian de otros vasos en que poseen, de forma específica, pliegues internos que corresponden a válvulas. Estas válvulas facilitan la circulación desde la zona más inferior a la más elevada, impidiendo que la sangre refluya hacia los pies. El sistema valvular permite a la vena luchar contra la presión hidrostática y la fuerza de la gravedad. La pared de una vena tiene un espesor dos veces menor que la de la arteria.

Está formada por un tejido especializado en la contención y compuesto por:

• Células musculares lisas,

• Fibras elásticas,

• Fibras de colágeno y de proteoglicanos específicos.

2. El sistema venoso.

El sistema venoso de los miembros inferiores contiene esquemáticamente dos redes:

• Una red venosa profunda y una red venosa superficial.

La red venosa profunda es la que envuelve a las arterias. Está rodeada por la masa muscular. Esta red drena un 90 % de la sangre venosa de los miembros inferiores.

La red venosa superficial es visible bajo la piel, se encuentra mal protegida y fuera del músculo. No asegura el retorno de la sangre más que en un 10 %, y es la causante de varias enfermedades venosas de los miembros inferiores. Esta red está compuesta esencialmente de venas safenas internas y externas. La red venosa superficial está unida a las venas profundas por las venas perforantes que se encargan de drenar la sangre de la superficie hacia las zonas más profundas.

3. La circulación venosa.

La circulación venosa está regida por dos tipos de mecanismos: los mecanismos llamados pasivos y, por oposición, los mecanismos activos.

Los mecanismos pasivos.

El retorno de la sangre venosa está determinado por la diferencia de presión entre la periferia y el corazón (aurícula derecha) La presión venosa depende de varios factores:

La presión arterial.

Es el impulso de la sangre arterial que conlleva la movilización de la sangre venosa. El sistema arterial está ligado al sistema venoso por los capilares. Cuando el grado de abertura de las arteriolas capilares aumenta, la presión venosa aumenta y viceversa.

La presión hidrostática.

El paso de posición “tumbada”, donde la presión hidrostática es la misma en todos los lados, a la posición “erguida” impone a las venas de los miembros inferiores grandes variaciones de presión. El proceso está limitado por dos factores:

• El colágeno del tejido venoso, que le asegura una estructura de mantenimiento,

• La capacidad de las válvulas para cerrarse, y que fraccionan la columna de sangre. Si aparece una presión excesiva, las válvulas terminan perdiendo su funcionalidad. Ante una lesión valvular, el proceso se agrava asimismo por la creación de una presión superior compensadora en la parte inmediatamente inferior a la válvula dañada.

La presión tisular periférica.

Esta presión está relacionada con la contracción de los músculos de los miembros inferiores que, al comprimir las venas profundas, impulsan la sangre hacia el corazón. El gradiente de presión entre la superficie y la profundidad explica el paso de la sangre de las venas superficiales hacia las venas profundas.

La aspiración venosa.

La aspiración de la sangre venosa se debe a la conjunción de dos procesos:

• La contracción del ventrículo derecho que crea una depresión en la aurícula derecha,

• La presión negativa intratorácica.

Los mecanismos activos.

Las venas no sólo son un conjunto de túbulos encargados de conducir la sangre hacia las cavidades cardíacas. También son paredes dotadas de contractibilidad. El tejido venoso contiene elementos activos: fibras musculares lisas que permiten a la vena reducir o aumentar su calibre. Estas fibras están compuestas de células musculares lisas reguladas por terminaciones adrenérgicas. Dichas terminaciones liberan noradrenalina que provoca, por activación de los receptores, una contracción del músculo liso. La noradrenalina a nivel venoso es un vasoconstrictor. Otros transmisores pueden afectar a la vasomotilidad inhibiendo o estimulando la liberación de esta noradrenalina por la terminación nerviosa.

La serotonina, histamina, angiotensina II y prostaglandinas B1 y F2 tienen un efecto vasoconstrictor. Conviene tener en cuenta que durante una contracción venosa demasiado importante, se produce una exudación de líquido a nivel capilar debida a la vasodilatación compensadora de las arteriolas. Las prostaglandinas A1, A2, E2 e I2 presentes en la inflamación, tienen un efecto inhibidor sobre el músculo liso venoso y por tanto, provocan una vasodilatación.

MECANISMOS DE APARICIÓN.

La organización del sistema venoso es, desde un punto de vista funcional, un modelo de adaptación para luchar contra la fuerza de la gravedad. Al mismo tiempo, es uno de los grandes puntos débiles, ya que esta regulación compleja y multifactorial puede desequilibrarse fácilmente.

Vamos a ver los diferentes mecanismos que provocan la aparición de la enfermedad venosa.

Postura.

La postura vertical adoptada por el ser humano hace sufrir presiones considerables a la red venosa de los miembros inferiores. Es innegable que el permanecer de pie e inmóvil durante mucho tiempo favorece y agrava la insuficiencia venosa. Se constata muy frecuentemente en personas que trabajan durante toda la jornada de pie.

Por otro lado, algunos estudios han vuelto a sacar a la luz la relación entre largas permanencias en posición sentada y la presencia de varices. En los países tercermundistas y en Oriente, se constata que la varicosidad es rara. Los occidentales duermen una media de 8 horas, trabajan 8 horas de pie o sentados y se relajan 8 horas sentados en una silla o en un sofá. Por tanto, durante 16 horas está en una posición que no favorece la correcta circulación venosa. Los japoneses también se relajan 8 horas pero caminando, montando en bicicleta o sentados en el suelo, es decir que los japoneses se encuentran 16 horas en posición favorable. Por tanto, la posición sentada en una silla, piernas dobladas, parece favorecer la aparición de enfermedades venosas.

Ejercicio muscular.

Caminar mejora el funcionamiento del sistema venoso de los miembros inferiores. Las contracciones musculares frecuentes aseguran un mejor drenaje sanguíneo y además, desarrollan una red de venas colaterales apta para suplementar una contención deficiente. Realizar ejercicio físico de forma continuada es un factor protector de la enfermedad venosa; por el contrario, el sedentarismo es un factor agravante.

Temperatura.

Así, con los cambios de temperatura se observan fenómenos vasomotores a nivel venoso. Estas variaciones de sección de la vena son debidas a la sensibilidad térmica de las terminaciones nerviosas de las células musculares lisas. El frío provoca una vasocontricción por aumento de la afinidad de la noradrenalina por sus receptores.

Por un proceso inverso, durante la exposición al calor, se produce una vasodilatación. La calefacción por el suelo, un medio sobrecalentado, una exposición solar o unas amplitudes térmicas demasiado importantes favorecen el éstasis sanguíneo y la instalación de la enfermedad venosa. La sensación de piernas pesadas, el edema y las varices se ven agravadas por el calor. La frecuencia de problemas funcionales de la insuficiencia venosa es mucho mayor en verano.

Factores hormonales.

Las estadísticas son claras: la enfermedad venosa afecta a dos mujeres frente a un hombre. Como es obvio este hecho está en estrecha relación con los fenómenos hormonales. Los estrógenos o, más concretamente, la variación de sus niveles puede afectar a la pared venosa, lo que explica que la pubertad, el ciclo menstrual, el embarazo y la premenopausia sean responsables de una acentuación de la distensión venosa. Además, el modo de vida femenino, normalmente más sedentario, a menudo asociado a un trabajo más estático, hace que la mujer reúna bastantes más elementos desfavorables, propicios para desarrollar una insuficiencia venosa.

Herencia.

Parece ser que el factor hereditario también puede influir en la aparición de enfermedades venosas. Es dificil achacar ésto a la herencia por si sola, ya que, a menudo, individuos de una misma familia tienen hábitos alimenticios e higiene de vida similares. Si se tratara de herencia, se deberían marcar diferencias significativas entre las razas y las etnias.

Encuestas epidemiológicas han intentado demostrar esto, así un estudio realizado por Brizzio en una comunidad india de un pueblo autóctono de Argentina, demuestra resultados afirmativos en ese sentido. En el grupo de Indios puros, ninguno tenía varices. En el grupo de indios mestizos la mayor parte presentaba cuadros de anomalías venosas. En este caso específico, el mestizaje ha sido el responsable de la aparición de la enfermedad varicosa.

Se puede hablar de debilidad genética del tejido conjuntivo o más bien se trata de degeneraciones hereditarias del endotelio? La cuestión queda abierta aún hoy.

Radicales libres.

Actualmente se sabe que tras una insuficiencia circulatoria crónica, las alteraciones producidas a nivel del tejido venoso pueden ser debidas a la acción de radicales libres. Recordemos que los radicales libres son moléculas inestables que poseen un electrón libre y que tienden a estabilizarse, sobre todo tras numerosas reacciones oxidativas fisiológicas.

Los radicales libres actúan sobre los lípidos provocando su oxidación. La alteración oxidativa de los lípidos alimenticios es conocida desde hace mucho tiempo: provoca una modificación del olor y del sabor (rancio) Un fenómeno similar se produce sobre los lípidos de los organismos vivos, principalmente sobre los que constituyen las membranas biológicas. Los radicales libres son el origen de un gran número de ataques estructurales y funcionales de las membranas celulares. A nivel de las células endoteliales, estas anomalías se traducen, en un primer momento, en problemas de la permeabilidad, responsables de la fuga plasmática (edema intersticial) Posteriormente, la acción repercute sobre las válvulas, con aumento de la fragilidad y destrucción en caso de elevación de la presión venosa.

Las células musculares de la pared venosa, pueden presentar anomalías morfológicas y fisiológicas producidas por los radicales libres dando lugar a un tejido conjuntivo anormal, que no asegura correctamente sus propiedades mecánicas. La oxidación de los lípidos de las membranas también puede tener consecuencias en otras estructuras que no sean la membrana celular. Así, los lípidos de las membranas oxidados forman peróxidos, siendo el más conocido el malonil - dialdehído (M. D. A.

Este M. D. A. portador de dos radicales libres, es capaz de actuar sobre las moléculas protéicas y de modificar sus estructuras. Tiene la propiedad de establecer un puente transversal entre las proteínas. Este puente afecta tanto al A. D. N. como a las fibras de elastina y de colágeno, pudiendo alterar sus características funcionales. Así, los diferentes tejidos implicados en el retorno venoso se ven desorganizados de forma progresiva por los radicales libres.

Después de este repaso, veamos con mayor detenimiento tres formas clínicas susceptibles de ser tratadas con Fitoterapia:

Comienzo de una insuficiencia venosa,

• Varices,

• Hemorroides.

Definición.

Las hemorroides son dilataciones patológicas de la red venosa anorrectal. Según las venas afectadas, se distinguen 3 localizaciones:

• Hemorroides internas.

• Hemorroides externas.

• Hemorroides marginales.

Las venas anorrectales constituyen una anastomosis porto - cava. La patología hemorroidal está muy extendida. Su frecuencia se explica por una particularidad anatómica: el sistema porta no contiene válvulas a nivel de las venas anorrectales.

Además, estas paredes venosas están frecuentemente sujetas a fenómenos inflamatorios de la mucosa debido a la gran carga microbiana del medio fecal.

Factores predisponentes.

Factores predisponentes específicos de la patología hemorroidal son:

• Cualquier aumento de la presión intra - abdominal:

Defecación.

Estornudo.

Tos.

Embarazo.

• Exceso alimenticio, en particular comidas fuertemente condimentadas, bebidas alcohólicas, café fuerte.

• Problemas de tránsito que pueden provocar continuos traumatismos de las paredes venosas: estreñimiento o diarrea.

• Ciertos deportes como es el caso de: equitación, ciclismo, motociclismo.

• Largos viajes en coche.

También hay que tener en cuenta que, a veces, las hemorroides pueden ser también manifestaciones sintomáticas de patologías subyacentes como:

• Lesiones pélvicas que forman un obstáculo: cáncer o tumor recto - sigmoidal, utero - ovárico o prostático.

• Cirrosis, con hipertensión portal.

Cuando la dilatación de la red venosa anal es moderada, las hemorroides son generalmente asintomáticas. Por el contrario, cuando esta dilatación se acentúa, las hemorroides son dolorosas (accesos congestivos) e inclusive complicadas.

Las complicaciones de la enfermedad hemorroidal son:

• Hemorragia local.

• Prolapso del paquete varicoso.

• Trombosis.

Pólipo hemorroidal.

Tratamiento.

El tratamiento de las hemorroides puede ser tan sólo medicinal o médico - quirúrgico (esclerosis o cirugía) En este capítulo trataremos tan sólo los tratamientos médicos.

1. Reglas higieno - dietéticas.

Es interesante seguir algunas medidas dietéticas simples para prevenir los accesos hemorroidales:

• Eliminar los alimentos predisponentes, suprimir las especias, el alcohol, el café o el en exceso.

• Luchar contra el estreñimiento o la diarrea.

• Prohibir los laxantes irritantes.

• Higiene local con jabón no irritante.

• Aportar fibra a la dieta, para evitar el estreñimiento.

2. Tratamientos locales.

Existen numerosas preparaciones de uso local, bajo forma de pomadas para el acceso hemorroidal. Estos tratamientos son considerados sólamente como coadyuvantes.

3. Fitoterapia.

En la crisis hemorroidal aguda usaremos esencialmente plantas con actividad vitamínica P y con raninos, como es el caso del Ciprés, Castaño de Indias y Vid roja, ya descritas en este volumen.

Plantas adecuadas para esta enfermedad.

Ciprés.

Castaño de indias.

Vid roja.

Hamamelis.

Rusco.